sábado, 30 de mayo de 2009

Soy de pueblo

He estado retrasando lo más posible este post, el último antes de que esto se acabe, busqué muchos pretextos y momentos para alargar este momento, primero pensé que lo mejor sería escribirlo mientras mi familia empezara el vuelo, después por estar en clase no lo hice así, pensé en hacerlo mientras estuvieran viajando rumbo a Salamanca, pero se me ocurrió ir por ellos, y ahora, en este momento que todos duermen lo hago.
Ha sido no se, de pensarlo se me quiebra la mirada y me tiembla el escribir, ha sido hermoso diría yo, lleno de experiencias y retos, de nuevas vivencias, de nuevas formas de ver la vida y de medir el tiempo.
Es diferente visitar Europa que vivir en Europa y no lo digo por farol idiota que cree que eso significa mucho, lo digo porque te tienes que ajustar a una medida del tiempo diferente, te tienes que pensar como una persona con un deseo de vivir, de vivir bien y no como un alumno más de pink Floyd aquí el espacio es diferente y el tiempo tiene momentos.
Ayer en la cena de despedida del master antes de que todos nos encerremos a escribir millones de trabajos y tesis de maestría, me cayó el 20 de que en verdad no me quiero ir, me cayó el 20 de que ya soy tan “cotilla” como los pueblerinos de aquí, que para comer necesito una baguete del día, que me siento seguro caminando por las calles a la hora que sea y que prefiero caminar que usar algo hecho por el hombre, que me gusta más la fachada de piedra que el fuego artificial y que si el ayuntamiento decide alguna tontería también lo platicaré con el camarero de mi bar de cabecera… aaaa el bar de cabecera, fíjense que heredamos tantas cosas tan malas de los españoles que yo no se como no pudimos heredar tener un bar debajo de cada edificio o al menos dos por cada cuadra y no lo digo por alcohólico ni nada así, saben que si así fuera así lo diría; Lo digo porque el bar es un lugar fundamental en el desarrollo de la vida de todo salmantino y de todo español diría yo.
Es el lugar donde se puede llegar después de trabajar a tomar una cerveza con los amigos, que además son siempre los mismos y desahogar todos los problemas posibles, para poder llegar a la casa con la esposa y los hijos con un sonrisa.
Es el lugar donde el viejo encuentra sentido y juega largas horas partidas de tute o el juego que tenga de moda junto con los amigos de su barrio, que de no ser así, el pobre viejo ya se hubiera sacado los ojos.
Ya soy de pueblo, porque participo en las actividades culturales y tengo un “carnet” de la biblioteca municipal, que voy de vez en cuando solo a curiosear, a ver que libro me gustaría leer y saber que no puedo por la cantidad de trabajo del master, me gusta sentarme en el balcón de mi cuarto y ver pasar a la gente, sobre todo a las “giris” aaaa las giris, ese ser anglosajón estúpido, cuanto lo aprecio, de verdad… es la causante de poder estar con un salmantino desconocido y encontrar un culpable sin que tenga que serlo y que además a todos nos gusta.
Ya soy de pueblo porque seguí punto a punto la liga, eliminatoria a eliminatoria la copa del Rey y la champions, siempre había un lugar en el bar acostumbrado para ver el juego y siempre me reía con los mismos comentarios de los “colegas” que sin conocer ni como te llamas se convierten en tus mejores amigos durante los 90 minutos de juego.
Ya soy de pueblo porque aprendí a reservar “los cubatas” para ocasiones especiales y vivir de cañas cada que la ocasión lo ameritara, conocer el sabor de cada “pintxo” y saber cuando la cocinera estaba de buenas y cuando tenía algún pesar en su hogar.
Me pongo triste de pensar en regresar a la ciudad y olvidarme del bar y del futbol, de caminar seguro a la hora que sea y poder ver tantas estrellas cada noche.
Pero además creo que lo que más me duele es que cada vez que cierro una etapa es una etapa más alta y es cada vez más difícil hacerse el tonto y auto consolarse diciéndose que faltan tantos peldaños para no tener pretexto de no ser el sueño de los protestantes de finales del siglo XIX, aaaa verdad ahora si se quedaron con el ojo cuadrado, ese sueño es el hombre con un buen trabajo, una familia limpia y ordenada con un perro en la casa y la casa con techo de dos aguas aunque sea en California (espero que “pillen” el sarcasmo)
En definitiva aunque falte tiempo para mi llegada el ver a esto acabar y el salir de Salamanca me duele terriblemente, ayer al saber una amiga del master que me voy, ha llorado como niña, yo le decía que no era un funeral y tantas tonterías que cuando dejé de hablar la niña era ahora yo.
No se cuando, pero se que regresaré, dejo tanto aquí que me va a doler regresar a ser el trajeado de lunes a jueves y el trajeado casual el viernes, el que usa tenis para ir al tiangüis los domingos y no a diario, para preocuparme cada que use el coche y tenga que estar espejeando para evitar que el rata en curso haga de mi trabajo su agosto.
No se, creo que estas letras me están siendo más fácil de lo que pensé, por algo será….

6 comentarios:

Berthina dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Invierno Funk dijo...

me hiciste llorar mano...
que manera de poner tu corazón en una página virtual...

eres grande Pete, siempre lo has sido
ya te quiero ver para darte un abrazote.

felicidades bro!

Berthina dijo...

Sí que es difícil pensar que la cuenta regresiva está en marcha y que ésta maravillosa experiencia de vida llega a su fin. Aquí dejé de ser la de siempre, y sin embargo, soy la misma. Pensar que Salamanca nos está despidiendo me parte el corazón, sin embargo me llevo lo mejor de Salamanca a México, de eso no me queda la menor duda, y eso son los recuerdos de lo vivido y la amistad de personas maravillosas como tú. Te quiero mucho gurú, yo sé que lo sabes, pero siempre es bueno decirlo.

martha dijo...

pensar en extrañar estrellas, amigos, caminatas... definitivamente todo un pueblerino. Que lindo escribes cuando te pones sentimental, hasta lo contagias. te mando un abrazo

andrea dijo...

Ayer después de los pinchos y el jazz (buenísimo todo) regresé muy triste por la despedida y porque así como a ti en tu cena te cayó el 20, a mi ayer cuando estaba caminando en la Plaza ya de regreso al piso. No se si quiero o no irme, sólo se que me va a costar mucho desacostumbrarme de todo lo que implica estar en Salamanca. Me gusta como huele el aire ahorita, también caminar tranquila, reconocer ya a la gente de la zona, no escuchar raro el acento y hasta imitarlo, caminar caminar.
Pero me quedo con mucho y es un gustazo que seas parte de "mi top 10 en Salamanca" ja. Un abrazo y que sea el mejor viaje. Te lo mereces.

ah! ya encontraremos la forma de que llevar y vivir el pueblo en México, tendremos que esforzarnos.

Pd. creemos porque es lo único que nos conecta. Porque así se puede dormir tranquila, pero sobre todo creo que por esperanza, por esperar que no haya una desilusión. Lo mejor es cuando te das cuenta que estás en lo correcto y lo compruebas con cosas como tu post de hoy.

Anónimo dijo...

Pues yo nunca he ido a Salamanca,sin embargo en este texto puedo sentir la tristeza que tuviste al abandonar tu "pueblo". Me hiciste llorar Bubu!!!!!